domingo, 24 de noviembre de 2013

Han pasado tres años y dos monumentos de Cabeza de Águila siguen arrumbados.

   En 2010, año del Bicentenario, me dediqué a documentar las que para mi eran enigmáticos monumentos que se colocaron en 1960 para marcar la Ruta de Hidalgo en el marco de las celebraciones del Sesquicentenario, durante la presidencia de Adolfo López Mateos, siendo su Secretario de Educación Jaime Torres Bodet, este último el encargado del proyecto y, quizá el creador del concepto del 260 ligados a la gestación de acuerdo a la Cosmogonía del antiguo México. El escultor y diseñador de la Estela fue José Chávez Morado. Al recorrer virtualmente el estado de Durango, me enteré a través del diario El Siglo de Torreón, que en la finca ubicada a un costado del Museo de Hidalgo en el Real de Mapimí, se encontraban dos de las esculturas conmemorativas, ahora, consultando nuevamente sobre el tema, vuelvo a encontrar otra nota, esta vez con fotografía, en la que se documenta este olvido.

 La foto de Sandra Silva es más que elocuente, las esculturas no están en el olvido, están en el total abandono y han sufrido ya daños. Pensaba que aun se encontraban dentro del embalaje original, pero no es así. Pesan, según lo comprobé en San Pedro de los Metates, municipio de Acambay, Estado de México, cerca de 300 o 400 kilos, se requiere de una máquina para moverlas. Vemos que la primera está dañada del pico, la segunda tiene daños en donde termina la palabra Libertad. Pensé que, dentro de los festejos y celebraciones y conmemoraciones del Bicentenario, este tipo de monumentos sería rescatado, renovado, y dignificado poniéndolos en el lugar en donde deben de estar. Veo con desagrado que en el Estado de Durango eso no les importó.


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