domingo, 2 de enero de 2011

Hacienda de San Pedro Piedra Gorda, municipio de Cuauhtémoc, Zacatecas. Cabeza número 154

Sé muy bien que esto que vi en Zacatecas no es privativo de esa zona, sino de buena parte del país, solo que es más notorio. Me refiero a que aquellas que fueron prósperas haciendas durante el siglo XIX en la actualidad se han vuelto cabeceras municipales, tal es el caso del sitio en donde nos encontramos ahora, San Pedro; lugar en el cual la Casa Grande es ahora la Presidencia Municipal del municipio de Cuauhtémoc, lugar por don el contingente Insurgente, ya abatido, siguió su rumbo para tratar de apoderarse de la rica ciudad de Zacatecas, emporio minero que estaba ya atento luego de algunas invasiones sufridas a raíz del Grito de Dolores. En San Pedro no encontré ninguna Cabeza de Águila y nadie, de los qué entrevisté, tienen idea de que se trata ese monumento.

"La provincia de Zacatecas, como todas las regiones mineras del norte de México, había sido territorio propicio para una incesante colonización, que atraía a a población de las Provincias Centrales que, debido a las múltiples limitaciones impuestas por los intereses económicos de la metrópoli, carecían de medios fáciles y decorosos de vida. A pesar de ser la minería, en realidad, el camino más francamente abierto para los recién llegados, era un juego de azar, como lo demostraban las tres mil bocas de minas abandonadas en la sola jurisdicción de Zacatecas, frente a las pocas minas famosas que sus repetidas bonanzas y, además, para ser debidamente explotadas requerían capitales de que en general carecían los nuevos colonos, o crédito, que por solidaridad política, premeditada sin duda, sólo era fácil para los españoles peninsulares. El gran comercio, la fuente de riqueza más segura y permanente, estuvo hasta el último día de la dominación española, privativamente, en manos de peninsulares y las grandes propiedades rústicas, vinculadas a los mayorazgos, o en poder de la Iglesia, no daban oportunidades para la creación de la mediana y pequeña propiedad, como no fuera en la región indígena de La Cazcana". (1)

En la foto anterior vemos una de las casonas que sobreviven de aquellos tiempos de bonanza en la Hacienda de San Pedro Piedra Gorda. Y lo que vemos en esta fotografía es su Parroquia. Será bueno puntualizar que hay otro poblado que llevó el mismo nombre, lugar donde naciera el caudillo José Antonio Torres, "el Amo Torres", solo que ese San Pedro está en el estado de Guanajuato y actualmente lleva el nombre de Ciudad Manuel Doblado. La fotografía que a continuación verás es la actual Presidencia Municipal, la arcada y toda la explanada como la vemos, lucía exactamente igual en los tiempos de la Hacienda pues esta era la Casa Grande. El balcón central y ese frontis fueron añadidos recientemente.

"A principios del siglo XIX, en consecuencia, la Intendencia de Zacatecas, cuya población llegaba a 140,000 individuos, presentaba ya el mismo grave problema de falta de actividades económicamente productivas, para las clases criollas no propietarias, que las Provincias Centrales y Meridionales de la Nueva España: las medianas e ínfimas jerarquías religiosas; la dirección y administración de las empresas mineras y de los latifundios rústicos y predios urbanos de la Iglesia, o de los magnates, mineros o comerciantes; empleos secundarios en el gran comercio, la administración pública y los monopolios de Estado, siempre que no hubieran peninsulares disponibles, así como posiciones municipales, técnicas o profesionales daban oportunidad a un corto núcleo de criollos ilustrados para vivir con relativa comodidad; pero la mayoría de los criollos y las casi totalidad de los mestizos carentes de instrucción y de base económica desbordan en haciendas y ranchos como mayordomos, escribientes, rayadores, arrendatarios, aparceros e incluso como vaqueros y gañanes;

traficaban en los caminos como arrieros, carreteros o mercaderes ambulantes y en los poblados de poca importancia, como pequeños comerciantes, como estanquilleros o artesanos, viviendo en la pobreza, sin la menor esperanza de mejoramiento. Todos, en el fondo, más que al régimen colonial en sí, puesto que, con excepción de unos cuantos de los criollos ilustrados que conocían los Derechos del Hombre proclamados por la Revolución Francesa o la Declaración de los derechos de las colonias inglesas de Norteamérica, la totalidad de los americanos desconocían cualquier otro sistema de gobierno, achacaban su mala situación y la imposibilidad de superarla a los españoles peninsulares, que les cerraban todos los caminos a la riqueza y aun al más modesto bienestar. Lo demuestra claramente el grito de guerra lanzado por Hidalgo en Dolores: "!Mueran los gachupines"!". (2)

En la foto anterior vemos el que fuera el arroyo que pasaba por el frente de la antigua hacienda, ahora ya canalizado. En la foto de arriba lo que vemos es una de las galeras que, supongo, fueron de la misma hacienda, ahora usada como -creo- salón de fiestas. Y en la siguiente fotografía veremos la imponente pared de la que fueran las enormes trojes de la Hacienda de San Pedro Piedra Gorda.

Era el sábado 26 de enero de 1811, sabemos que la noche siguiente el cura Hidalgo la durmió en Guadalupe, que las anteriores las había pasado en la Hacienda de San Blas del Pabellón, pero ¿durmió esa noche en San Pedro o en Tlacotes?... quizá fue hasta Palmillas. Ese es un dato que será bueno conocer.

Lo que sí encontramos en San Pedro fue el busto de Tata Pachito, Francisco García Salinas, senador por Zacatecas durante el primer Gobierno Mexicano encabezado por Guadalupe Victoria, del cual fue su Ministro de Hacienda. Fue García Salinas Gobernador del Estado de Zacatecas en 1828, tocándole uno de los periodos convulsivos de esta parte del país, generando industria, impulsando la minería, creando escuelas, fue que adquirió el título de Tata. Murió en la Hacienda de San Pedro Piedra Gorda.
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Fuentes:
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1 y 2.- Othón de Mendizábal, Miguel. Compendio Histórico de Zacatecas. Edición del PRI, Zacatecas, Año ¿?

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