viernes, 17 de septiembre de 2010

Ziquítaro, municipio de Penjamillo, Michoacán. Cabeza número 113

Ziquítaro forma parte del Bajío michoacano, no muy lejos de allí pasa el río Lerma, sus valles son de fértiles tierras fueron varias las haciendas establecidas y forma parte de la ruta del cura Hidalgo entre Huaniqueo y Zamora, siendo este punto la mitad del camino, si la noche del 19 la durmió en la hacienda del padre Pastor Morales y la del 21 en Zamora, quiero pensar que es Zíquitaro el lugar de pernocta del día 20 de noviembre de 1810.


A lo largo de esta Ruta de Hidalgo que decidí reconstruir en el afán de entender mejor esa parte de la historia de México que se han empeñado en mostrarnos como un evento que se dio un día con algo que llamamos “el Grito”, mismo que ni se dio el 15 ni fue un grito, que nos han idealizado una imagen de un viejito noble y bondadoso, que nos han ocultado la verdadera relación que llevó con la que debería ser su “mano derecha”, en fin, ahora, ya en la estela número 106 de mi conteo veo que la verdadera historia va mucho más allá de la “historia oficial” y que es más interesante que cualquier argumento premiado por innumerables trofeos.


A lo largo de la Ruta de Hidalgo me he ido topando con todo tipo de gente y ha sido en esta parte del país, en la zona rural de Michoacán donde, una vez más encuentro la nobleza de la gente sencilla. Será que les llamo la atención por mi forma de vestir, o porque voy atentísimo viendo por las ventanas del autobús los paisajes de inaudita belleza que se van sucediendo uno a otro… entonces aparece la pregunta ¿Qué anda haciendo por acá? ¿de que dependencia viene? No de ninguna, yo no trabajo en el gobierno, pero estoy haciendo un censo. Es lo que siempre respondo.


Luego les cuento de que hace cincuenta años se colocaron las estelas de Cabeza de Águila para marcar la ruta que don Miguel Hidalgo siguió y que son solamente 260 las que hay en todo el país y que esa que está en el rancho al que vamos quiero verla para tomarle fotografías y que la gente las conozca. Ya que dije todo esto veo una ligera sonrisa en la cara, veo que la idea les gustó, veo que se sienten formar parte de la historia, sobre todo de un acontecimiento tan importante. Entonces, -esto me ha pasado ya varias veces-, ah sí, yo las he visto en tal y al lugar. Acto seguido me llevan hasta donde se levanta el monumento.


Aquí en Ziquítaro se localiza en la plaza principal, lugar donde se respira la paz y tranquilidad que aun se conserva, por fortuna, en algunos pueblos apartados de la vida urbana, del ruido, de los anuncios plásticos y que todo es aire puro, olores campiranos, un poco de lodo, lodo que no ensucia sino que nos recuerda que es sobre lo que caminamos, sobre la tierra que se va hinchando de agua para luego darnos sus frutos… lodo del que, siguiendo la tradición del génesis, fue el material con que se creó al hombre.


Algo bueno me estoy llevando en este recorrido, además de aprender la verdadera historia de ese período de nuestra nación, me estoy acercando a la autentica mexicanidad, esa que no necesita de un quince de septiembre para vestirse “típicamente”, esa que usa el sombrero para lo que fue concebido, esa que vive en un perenne movimiento insurgente, y que vive inmersa día a día trabajando y comulgando con la tierra… me siento afortunado.


Ziquítaro se encuentra al sureste del municipio de Penjamillo, Michoacán, son apaenas doce kilómetros los que lo separan. Penjamillo es una típica población del norte michoacano que mantiene su vida reposada, de tranquilidad y tradición. Cuenta con todos los servicios, su acceso es fácil saliendo de La Piedad, es la ruta que nos llevará más adelante a Puruándiro, Villa Morelos y Cuitzeo. Uno de los tantos recorridos que se pueden hacer en Michoacán, el que sin lugar a dudas es “el alma de México”.


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