miércoles, 15 de septiembre de 2010

San Miguel Epejan, municipio de Panindícuaro, Michoacán. Cabeza número 111

Son ya 104 las estelas que te he presentado en este espacio y es un poco mayor el número de Cabeza de Águila que he visto hasta ahora. Cada una de ellas nos marca el camino que el ejército Insurgente, al mando del cura Hidalgo fue siguiendo hasta llegar al trágico final conocido como el prendimento en Acatita de Baján y la consecuente ejecución, el degüello, el traslado de su cabeza a Guanajuato y una historia por demás compleja que nos ha ido acercando a la verdadera personalidad del Padre de la Patria. Hoy estamos en Epejan, en el estado de Michoacán, lugar en donde encontramos a una Cabeza de Águila escondida, escondida entre las ramas de los árboles de la pequeña plaza donde hace cincuenta años fue colocada.


Siendo hoy un día tan representativo para todos los mexicanos, será bueno leer al menos la lista de muchos nombres que fueron los iniciadores del movimiento Insurgente, si bien muchos de ellos no aparecen en el recorrido iniciado en el pueblo de Dolores, sí son importantes pues, fueron ellos quienes dieron forma a la idea del movimiento liberatorio. De los conspiradores de Querétaro sabemos muy bien de la participación de Miguel Domínguez, su esposa Josefa, de Aldama, Allende e Hidalgo, quienes, estos dos últimos, desde entonces estaban ya enfrascados en una pequeña rencilla personal tratando de imponer sus ideas propias y tratando de encabezar el movimiento, esta rencilla traerá fatales consecuencia a los dos y prolongará el movimiento de independencia por largos once años.


“Entre sus miembros se encontraban el cura Miguel Hidalgo y Costilla, el corregidor de la ciudad José Miguel Domínguez con su esposa Josefa Ortiz de Domínguez, el presbítero José María Sánchez, los abogados Parra, Laso y Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, Francisco Araujo, Antonio Téllez, Ignacio Gutiérrez, los comerciantes Epigmenio y Emeterio González, el regidor Villaseñor Cervantes y el capitán Joaquín Arias. Debemos incluir a Ignacio Pérez Álvarez quién participaba activamente en la organización de las reuniones en Querétaro”. (1). Allende, había sido nombrado Capitán del ejército español, conocía muy bien la situación por la que atravesaba España luego de la invasión francesa y la imposición de José I Bonaparte, el célebre “Pepe Botella”; fue así que inició el contacto con un grupo, poco mayor de 30 personas, a principios de 1809, que le merecían toda su confianza, entre ellos:


“…el capitán del regimiento de la Reyna, Don Juan Aldama; el Lic. Don Ignacio Aldama su hermano; Don José María Arévalo, también capitán del propio regimiento; los señores, Don Miguel y Don Luis, que tomaron parte de la insurrección; el P. Don Manuel Castilblanqui, Don Miguel Vallejo, Don Francisco Mascareña, Don Hermenegildo Franco, Don Felipe González, Don Ignacio Cruces, Don Juan Cruces, Don Manuel Cabeza-de-Vaca, Don José Camacho, Don Luis Gonzaga Mereles, que también tomó las armas en la insurrección, Don Santiago Cabrera, (Teniente) Don Francisco Lanzagorta, Don N. Incháurregui, D. Joaquín Ocon, Br. Don Vicente Casa del Cerro, Br. Don Fernando Zamarripa, Don Juan de Umarán, Br. D. Francisco Primo y Terán, Don Máximo Castañeda, Don Antonio Vivero, Don José María Retis, (Teniente) Don Justo Baca, Don Antonio Villanueva, Don Vicente Vázquez, Don Ciriaco García, Don Encarnación Luna, Don N. Somoabar y algunos otros de menos representación”. (2)


Habrá que anotar a personajes clave del movimiento Insurgente en sus inicios, Francisco Lojero y Francisco Anaya; quienes fueron los encargados, un día como hoy, hace doscientos años, de llevar el aviso desde Querétaro a San Miguel el Grande, de que la conspiración había sido descubierta:

“Por su parte, el Sargento del Regimiento de Dragones de la Reyna, Buenaventura Armijo, fue acusado de asesinato y condenado a la pena capital, por lo que, para salvar su vida, prometió al fiscal darle información del movimiento en que estaba. De esta manera, las autoridades coloniales supieron de la Conspiración que se fraguaba en Querétaro; esto llegó a los oídos de Doña Josefa Ortiz de Domínguez, quien estaba inmiscuida, junto con su esposo el Corregidor de Querétaro, Don Miguel Domínguez y procedió a enviar a Ignacio López a prevenir a los implicados.

Por medio de dos emisarios, Francisco Lojero y Francisco Anaya, le hizo llegar un mensaje a Allende, para que alertaran a los demás involucrados, y evitaran ser aprehendidos por el Mayor del Regimiento de la Reyna, a quien le habían dado la orden de detenerlos. Don Ignacio Allende se dirigió a la casa de las señoras Cabeza-de-Vaca, donde se encontraba Juan Aldama”. (3)


Fuentes:

1.- Wikipedia. Conspiración de Querétaro

2 y 3.- Arteaga, Benito, El héroe olvidado; rasgos biográficos de Don Ignacio Allende, SEDENA, México, 1993, pp.51-52. Citado en “La Conspiración de Querétaro”, Sitio electrónico de la Sedena.

http://www.archivohistorico2010.sedena.gob.mx/fasciculos/Momentos_estelares/2%20MOM.%20EST.pdf

Para ver más de la vida de Epigmenio González e Ignacio Pérez, entra aquí:

http://www.agn.gob.mx/menuprincipal/archivistica/reuniones/2010/rna/pdf/m01_4.pdf

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